En el atolladero

Esta semana no me suena, la verdad nada me suena, la modorra está sujeta a mi dorso, no me deja cavilar y no me fluye nada. Empotrado frente a mi pc, facebook, twitter, la media verde y todo me pasa por delante pero ese documento de Word que debo finiquitar sigue impávido sin un mísero avance, se torna taciturno y fantasmagórico frente a mis ojos, cualquier atisbo de luz se ensombrece y se pierde tras las graficas que siguen tal cual estaban. Las pocas palabras que surgen repiten textos anteriores, la desazón y el desespero inundan mi corazón y atrancan mi cerebro, hasta el punto de gritar, NO QUIERO HACER ESTO, pero lo debo hacer. Aun no sé cómo pero lo tendré que hacer, es el deber, el deber, deber.