Hoy quiero expresar las 3 mejores cosas de ser un profesor, labor loable, más que un oficio es un una vocación, profesor, maestro, tutor… profe y ahora ultimo cucho, tantos apelativos que a la final uno es otro más en el salón de clase, eso es bueno.
1. El trabajo se queda en la oficina. Un refrán que para muchas profesiones se aplica de manera generalizada y funciona, para los docentes eso no aplica ni remotamente. Día cualquiera un taller en clase no funcionó y fue desastre… luego de una noche de pesadillas lo mejor de ser docente es que en la ducha al día siguiente se te ocurre como mejorar esa actividad, gracias a la ducha. La planeación de las asignaturas y readecuación de las mismas acorre en la casa mentalmente, ¿o no?
2. En los exámenes todos sacan 5, (máxima valoración). Luego de invertir varias horas en clase explicando de 3 maneras diferentes el tema… sorpresa en la evaluación solo un 10% o menos saca notas altas. Para el resto la interpretación de lo que se explicó no es favorable.
3. La profesión docente es remunerada económicamente. Hummm sin comentarios. Aparte de saber de pedagogía, de oralidad, de escritura, de guía, saber del tema que se habla, se debe ser sicólogo y hasta parasicólogo, todo para intentar entender y comprender esos 40 geniecitos que se sientan frente a uno.
4. Ñapa: si me equivoco… me rio, nos reímos, se ríen de mi y conmigo: afortunadamente son más las cosas felices que le ocurren a un docente en la cotidianidad que las que se deben no recordad, una de esas son las risas (las sanas no las burlonas) de los jóvenes, momentos de contacto feliz con el universo, expresión de carcajadas eufóricas de alegría que renuevan el espirito de un salón de clase, gracias a la risa, y la capacidad de entender ese momento tan especial que se da cuando “metemos la pata”.
ta excelente profe
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